Propiedad que utilizan para capturar e ingerir microorganismos.
Un protozoo para que me entiendan es una ameba o un paramecio.
Y Fagocitosis es un tebeo publicado por Glénat esta semana.
Lo encontré en mi mesa como encuentro las novedades que editamos, cuando llegan de imprenta. Es ese momento en el que rezo para que el código de barras corresponda al ISBN correcto y que no falte ninguna página o esten todas por orden. Pero sobretodo es el momento en el que con el libro entre las manos sabes si la edición, es decir el formato, el papel o las tapas han sido una elección que encaja con la obra, o la mejora, si cabe. Es ese momento en que si me gusta el "objeto" acabo oliéndolo y lo llevo encima a todas partes unos dias hasta que lo pierdo.
Y eso es exactamente lo que me ha ocurrido con "Fagocitosis". Me encantó a primera vista. Y eso incluye tacto y olfato... Y lo puse en mi cartera de viaje a Granada.
En el aeropuerto me encontré con Cels Piñol y la conversación que mantuvimos sobre el Museo del Cómic me despistó un poco. Pero en cuanto alcanzamos aquello de la velocidad de crucero, me pedí una cerveza y disfruté como no lo hacía hace mucho tiempo hojeando, leyendo, yendo adelante y atrás del libro, un poco al azar. Disfrutando incluso de las pausas en las que cerraba el libro para volver a tener el placer de abrirlo y alargar ese momento. Me puse tan estupendo que hasta le busqué tres pies al gato tipo que lo de "Blow Job" era demasiado fácil. Pero frente a la inclusión de una página de créditos tipo Joyas Literarias hay que callarse la boca y descubrirse.
Me sentí no sólo frente a un inusual despliegue de talento sino también ante un tándem creativo de un equilibrio nada fácil de encontrar actualmente.
Me gustó tanto que en cuanto llegué a Granada se lo regalé a Sergio García que siempre me hace unos regalos estupendos.
O sea que hasta que mañana no vuelva a Glénat no lo recuperaré, porque no lo teníamos en nuestro stand en Granada. Como no tuvimos el "Makoki" de Gallardo (y cia), uno de los invitados estrella del Salón.
Ser editor de un tebeo como este es lo que todavía me alegra la vida.
Gracias a cuantos lo han hecho posible en Glénat.
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