viernes, 4 de marzo de 2011

EL CARPETISMO: UNA ENFERMEDAD SIN ANTÍDOTO


Siempre se empieza con unas estanterías. Suelen triunfar las Billy de Ikea, incluso con el lujo de las puertas de cristal, para las joyas...
Hay que hacer equilibrios y complicados cálculos para encajar en ellas el máximo número de tebeos y álbumes adaptándo las baldas a las mejores distancias, en función de los tebeos, con el trabajo añadido de sortear el obstáculo de la balda central que está fija y jode lo suyo.
Véase en el ejemplo de la foto en el que en la estantería frontal, para encajar cuatro filas de álbumes no queda otro remedio que encajar dos filas horizontales. Una de ellas muy justita. En la otra aún cabrían tebeos apaisados, por ejemplo.
Yo ya he desestimado las estanterías a medida, porque aunque lo odie, me ha tocado trasladarme seis veces de domicilio.
Y, por ejemplo, en Glénat, nos hemos trasladado cinco veces en 18 años...
Dejemos a un lado los álbumes y libros. Que cada uno los ordene como quiera: por autores, series, editoriales o tamaños. No plantean mayor problema.
El lío empieza con los tebeos. Porque anda que no es feo el sistema de las cajas de los comic-books y que no es molesto el sistema de las bolsas individuales con celo.
Los coleccionistas de tebeos españoles hemos pasado por ellas en una etapa de nuestra vida trás haber pasado años probando todo tipo de carpetas y cajas.
El bolsísmo fue mi primera enfermedad grave. 
Envolsé todo lo habido y por haber.
Me hice habitual de la Comercial Bolsera (o algo así) comprando bolsas de celofán de tamaño gigantesco y de tamaño minúsculo. Hasta que me hice tal enredo de bolsas que todavía hoy en día, que habrán pasado veinte años, me aparecen paquetes de bolsas por cualquier rincón.
Y una vez evolsados, ¿qué?
¿Cómo se guardan mejor los tebeos envolsados?
Porque se resbalan que es un contento.
Y vuelta a empezar. Pasando por desenvolsar muchos de ellos dado lo incómodo que resultaba para leerlos o consultarlos.
Y... sin darme cuenta, empezaron a aparecer carpetitas por casa, cada una de su padre o madre. Carpetas blancas de lujo compradas en Vinçon o carpetas de colores de la papelería de al lado de casa o de Alcampo.


En la foto se puede apreciar la mezcla de carpetas.
Y en poco tiempo caí en la fase inicial del Carpetismo que bien podría titularse "Búscando la Carpeta Perfecta". Perfecta por tamaño, calidad y precio. Y por accesibilidad. Es decir que no tenga que ir a un Polígono Comercial del quinto pino, para conseguirlas.


Y elegí las de "Office Box". Las de 40 fundas, las de 60 y también las de 10, 20, 80 y 120.


Y fueron invadiendo terreno poco a poco...


Por todas partes... 
Arrinconando como sin querer a las viejas carpetas de otros colores y marcas...
Y ya sólo me quedaron por clasificar papeles, revistas y mil cosas inclasificables y poco apropiadas para las "Office Box" y tuve que pasar a "Defcon-2": renunciar a mis principios y caer en manos de Ikea.


Y de Ikea son estos "revisteros" que crecen y se multiplican a un rítmo similar que el de las carpetas. De momento tengo uno para cada año de 1917 al 2011 y estoy más contento que contento. Les quiero casi tanto como a las carpetas...


El único problema es que ya casi no me queda sitio para los próximos cientos de ellos que necesito urgentemente para mantener mi estabilidad emocional...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Trobo que t'ha quedat molt bé aquesta entrada...

Jaume Vaquer dijo...

Ho hauré de provar. Odio les bosses profundament.

corsariosinrostro dijo...

Cada vez que mi mujer se queja de mi afán acaparador por un casual, no hago otra cosa que enseñarle estas y otras fotos por el estilo que hay en internet, pero ni aún así consigo convencerla de que existen algunos más pirados todavía que yo.

BIG BANG COMICS dijo...

Genial, yo estoy con las de madera de Ikea, pesan lo suyo, pero son un rato bonitas.

Otro dia habría que hablar de como archivar los CD-DVD-lo que venga.