De un formidable salto hacia atrás se pone fuera del alcance de la cimitarra del oficial y emprende veloz carrera hacia el lugar donde están los caballos de los moros. Muley cree que el Guerrero del Antifaz le tiene miedo y corre tras el fugitivo, seguido de su gente, que le arroja lanzas y flechas.
- ¡El Guerrero del Antifaz es un cobarde! -chilla retador el jefe moro-, y la contestación del enmascarado llega pronto como un trueno.
- ¡Ya nos veremos de nuevo, Muley!
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