El primer trabajo que encontré, por mi mismo, fué el de vendedor de unas placas con inscripciones doradas, para poner en los buzones y en la puerta de la casa con los nombres de sus habitantes.
Nos hacían contar un "cuento chino" haciendo ver que ante las quejas de los constantes extravíos de cartas, generalmente por mala señalización de los buzones, (...), Correos nos enviaba para solventar el tema, instalando nuestras magníficas placas y, de regalo, otra para la puerta de la casa, con los nombres del matrimonio y, en su caso, la suegra... Por solo 100 pesetas... O algo así.
Tras dos dias de prueba con un "veterano" en Hospitalet, me destinaron a Santa Coloma de Gramenet.
Me dieron un plano, tipo callejero, y me dijeron algo así como: "Toda tuya..."
Estudié una estrategia para recorrer absolutamente toda la ciudad.
Y me la recorrí casi entera, calle por calle, escalera por escalera, puerta por puerta...
Si no recuerdo mal por cada placa vendida yo cobraba 25 Ptas, que era exactamente lo que costaba un fascículo de Buru Lan del "Príncipe Valiente".
Mi papel de vendedor no era fácil de entrada, debido a mi melena.
Melena gracias a la cual, por ejemplo, mi abuela me calificaba indistintamente de "vagabundo", "piojoso" o "beatle" ...
Es decir que al principio, no las tenía yo todas conmigo, camuflándome de "enviado" de Correos con mi aspecto de hippie de pacotilla...
Pero el nível al que me enfrenté no era muy elevado...
Y caían como moscas, puerta trás puerta. Es más, inmediatamente, comenzé a anotar los pisos que no "tragaban" de entrada y volvía al cabo de unos dias con un nuevo argumento más estético... tipo "todos sus vecinos menos usted" van a tener un buzón y una puerta de marqueses, mientras usted destacará por la ordinaria estética de su papelito escrito a mano con letra ortopédica.
Y como la cosa iba como la seda, me pasé dia sí y otro también en Santa Coloma.
Y un buen dia descubrí las "duchas públicas", un local en el que además de lo que indicaba su nombre, era el sitio de compra-venta de tebeos y novelas de Sta Coloma.
Una vez descubierto, ya no falté ni un solo dia.
Tebeo que aparecía, tebeo que me quedaba. Incluso las mierdas de Vértice que después se las regalaba a mi hermano pequeño, para que no contaminaran mi colección.
Al poco tiempo ya había vencido mi timidez inicial y casi me importaba un pito vender la placa. Cada persona que me abría la puerta era sometida a un interrogatorio sobre si tenía tebeos "viejos".
Y la verdad es que no encontré una mierda...
Pero me aficioné a los "donuts". Y, lo que es peor, a los "Bonys"...
Y acabé comprando todas las novelas de a duro que aparecían en "las duchas", cuando no habían tebeos. Muchas de las cuales me leía en el largo trayecto de vuelta a casa.
Y, un buen dia, me dijeron que me destinaban a Hospitalet.
Fuí el primer dia.
Un "veterano" me explicó la puñetera complicación del plano de Hospitalet.
Y no volví nunca más.
Mi carrera había empezado en Santa Coloma y allí terminó.
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