CIEN MUSEOS DEL COMIC

Ayer me enseñaba Alejo Valdearena ,en Glénat, una web o un blog, en el que los coleccionistas de tebeos envían fotos de cómo tienen guardada su colección, sus gadgets o lo que sea. Es decir de sus habitaciones, garages o espacios reservados para la cole. Me encantó chafardear cómo se las apañaban los demás y, la verdad es que  me pareció estupendo poderlo ver.

Y hoy leo en "La Carcel de Papel" que el tema del Museo del Comic de Barcelona no está del todo claro después de las declaraciones del Conseller de Cultura, Ferrán Mascarell.

Ya saben, hay que apretarse el cinturón y en esa circuntancia, siempre han palmado los tebeos...

Ha costado tanto que el proyecto de Museo del Comic fuera una realidad que casi me entra la risa al leerlo... En mis tiempos del Saló, hablé con Mascarell varias veces del tema y siempre se mostró totalmente a favor, con esta actitud tan madrileña de la palmadita en la espalda y el empujón hacía la salida...

Si a Mascarell no se le ha ocurrido nada mejor para salvaguardar su presupuesto que dar por culo al proyecto más esperado de todo un sector desde hace más de 20 años, estamos apañados.
Aunque tal vez sea porque no somos nadie. Nunca nos quejamos de nada y ya estamos resignados a un papel secundario, de manera que cuando recibimos unas migajas nos arrastramos agradecidos y calladitos, no sea que se lo fueran a repensar.
Y parece que, aún y así, se lo repiensan...

Y ya me dá igual. Que pongan sus euros en una asociación de macramé o un concierto de Lluis Llach. Y que nos dejen en paz, de una vez, en nuestra estupenda y, tal vez, necesaria marginación. Al fin y al cabo lo único que visualizan de un Museo del Comic son las visitas escolares, de modo que se acaba discutiendo si habrá parking para autocares o guardarropía y cafetería... 

Y nunca, nunca, se habla del presunto contenido en serio, ya que no le importa a nadie ni el patrimonio ni todas aquellas chorradas en las que seguimos creyendo los talibanes del tebeo.

Yo hace tiempo que lo tengo claro. Mi Museo lo tengo en casa. Y en Glénat. Y he visto varias decenas de museos en casas de amigos, dibujantes o chiflados como yo. Y cada una de esas colecciones que he visto son estupendas y un  pequeño gran tesoro. Así que se me ha ocurrido una idea alternativa a la del Museo

que parte del concepto de que ellos se guisen y se coman el tema de las actividades lúdicas y toda esta basura que tanto gusta a los políticos y gestores culturales... Y, nosotros nos seguimos quedando con los tebeos, en nuestras respectivas casas.
El siguiente paso es una especie de Sociedad Secreta a la que nos apuntamos todos. Y una vez inventariados los, más o menos, cien coleccionistas (o lo que sea) que no creo que haya muchos más, el Politburó organiza unos turnos. Y nos dedicamos a visitar y disfrutar las colecciones de los demás en visitas organizadas de grupos razonables de, pongamos, de cinco a diez personas, a casa de cada uno.
Y no veo más que ventajas.
El que enseña su colección se lo pasa bomba.
El que la vé también. Y todo es gratis.
Y si hay feeling todo acaba en una comida de hermandad.

 El plan es perfecto porque al tener que visitar a coleccionistas de otras ciudades podremos conocer mundo, escapar de la familia y, al ser tantos y tener que ponerse de acuerdo, vamos a emplear varios años en completar todas las visitas. Sin descartar que del contacto surgirán intercambios de tebeos, de originales o de fuentes de aprovisionamiento.

 En resumen, en lugar de tener un Museo Políticamente Correcto del Comic, tendremos un centenar de apasionantes santuarios a violar.

¿Qué les parece?