Jesús Cuadrado me bautizó como "Inútil Uno" y me encantó... Porque hay que ser consciente de la inutilidad de muchas de las acciones que hacemos en esta vida y que nos parecen tan necesarias como
probablemente inútiles.
Y es en este sentido que he usado premeditadamente lo de "inútil" para estos inconmensurables trabajos de Carles Prunés para la revista inglesa "Valentine", a través de la Agencia Selecciones Ilustradas que dirigía Josep Toutain.
¿Qué necesidad tenía de ser tan creativo?
¿Quien le obligaba a emplear tanto tiempo para resolver un encuadre o una viñeta que se la hubieran pagado exactamente igual sin ese inútil esfuerzo?
La respuesta es sencilla: el respeto y amor a tu trabajo, del que la máxima recompensa que recibes, no es el precio por página sino la propia satisfacción y placer que el autor experimenta por un trabajo de encargo que podría haber sido totalmente intrascendente, pero que de este modo no lo ha sido.
Cuando en el año 1980 empezamos a reunirnos una especie de Comité pluridisciplinar encabezado por Toutain y Jesús Blasco, para tratar de hacer un Salón del Cómic en Barcelona, no entendí muy bien porqué Carles Prunés fue uno de los primeros representantes de los autores. En esa época ya pintaba más que dibujaba.
Y mi total desconocimiento de su obra era el causante de mi ignorante prejuicio.
Ahora lo entiendo a la perfección.
Y aún respeto un poco más, la memoria de Toutain, como Maestro.
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