Un árabe se interpone en el camino que sigue el muchacho, con ánimo de matarle con su lanza, u éste tiene que desviar su dirección para no ser alcanzado. Entonces, el moro le arroja su arma, pero el chico está atento y la esquiva.
-¡Has fallado, idiota! - le grita éste, mofándose.
- ¡Maldito crío! No creas que te vas a escurrir también ahora...
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