Expocomic Madrid.
Del 29 de noviembre al 2 de diciembre.
A mediados de los años 20 la historieta española había experimentado un retroceso creativo con respecto a la de finales del siglo XIX. La razón hay que buscarla en la infantilización del medio. Con el cambio de siglo la historieta desaparece de las revistas satíricas adultas para quedar aprisionada en las primitivas revistas para niños, en las que desempeñaría un papel protagonista. Con excepciones tan notables como “Dominguín” (1915), el nível medio de publicaciones como “Charlot” (1916), “TB0” (1917) o “Pulgarcito” (1921) está en las antípodas de la historieta contemporánea de la prensa norteamericana.
La aparición de “Pinocho” en 1925, revista publicada por Saturnino Calleja supuso una auténtica revolución tanto por las innovadoras aportaciones de autores como K-Hito, como por la difusión de toda una primera oleada de series americanas.
Durante toda una decada la revista madrileña monopolizó la publicación de excelente material procedente de la prensa norteamericana mientras el resto de publicaciones permanecía anclado en una narratividad más cercana al auca que a la historieta moderna.
En las páginas de “Pinocho” se publicaron “
Hubo que esperar diez años para la segunda y definitiva oleada, esta vez comandada por la historieta de aventuras.
En febrero de 1935 el número 14 la revista “Yumbo”, publicada a gran formato por
Tan solo un mes después la editorial Molino inicia la publicación de la revista “Mickey” en la que junto a las historietas de Walt Disney se publicarán “Jim el Temerario” (Jungle Jim) de Alex Raymond, “Sinforoso Pirindola” (Pete the Tramp) de C.D. Russell, “El Guardia Petronio” (Needlenose Noonan) de Walter Hoban, “Peripecias de Annie Rooney” de N. Afonski y Brandon Walsh, y “Pichichi y su Pandilla” (Jimmy) de Swinnerton , a las que seguirían más adelante “Ace Drummond” de Clayton Knight, “G-Man” de George Clarke y Lou Hanlon, y, por encima de todas ellas por su impacto en la época, “Aventuras de un Muchacho en China” que no era otro que “Terry and the Pirates” de Milton Caniff.
El año mágico de 1935 se redondea en mayo con la aparición del extraordinario semanario “Aventurero” (Hispano Americana de Ediciones) cuyo impacto perdurará durante decadas en varias generaciones de autores y, por supuesto lectores.
En sus páginas se publicarán “Flash Gordon” de Alex Raymond, “Tarzan” de Harold Foster, “Popeye” de Segar, “X-
Y, por último, en noviembre de 1935 aparece la revista “Cine-Aventuras” de Editorial Marco con “Betty Boop” de Max Fleischer en portada y las series “Makako y Compañía” (Polly and her Pals) de Cliff Sterrett, “Skippy” de Percy Crosby, “Johnny Alrededor del Mundo” (Johnny around the World) de William
El éxito de “Aventurero” y “Yumbo” impulsó, sin duda a su editor a lanzar en abril de 1936 el último de los grandes semanarios de antes de la guerra: “La revista de Tim Tyler”.
La serie que da nombre a la revista desempeña un papel principal durante casi toda su existencia. Sorprendentemente a partir del número 44 se retrocede en la historia para publicar material creado en 1933, en el que se aprecia claramente el trabajo de Alex Raymond como ayudante de Lyman Young.
Junto a “Tim Tyler” la revista publicará dos pilares de la historieta de ciencia ficción: “Buck Rogers” de Phil Nowlan y Dick Calkins, y “Jorge el Intrépido” (Brick Bradford) de William Ritt y Clarence Gray, en una doble página central memorable.
Otras series fueron “Wade, el As de Scotland Yard” (Inspector Wade) de Edgar Wallace y Lyman Anderson, “Alas de Acero” (Skyroads) de Russell Keaton, “Pepín y Rufo” (Nipper) de Dwig y, ya en la última época “Fantomas” (The Phantom) de Lee Falk y Ray Moore.
La guerra civil produjo el cierre de “Mickey” y “Cine-Aventuras” mientras que los tres semanarios de Hispano Americana continuaron publicándose hasta diciembre de 1938, aunque en los últimos números redujeron radicalmente su formato, la calidad de papel empeoró semana a semana y el precio se multiplicó.
Tras la guerra, la propia Hispano Americana relanzó los grandes personajes en tebeos apaisados de gran formato en las colecciones “Las Grandes Aventuras” y “Los Albumes Preferidos de
Pero ya nada volvió a ser igual. Ningún creador pudo permanecer ajeno a la inyección creativa que supusieron las historietas norteamericanas publicadas antes de la guerra en los grandes semanarios.
A ellos les debemos los grandes nombres de la historieta española de los 40.
Eso sí fue un Plan Marshall…