Después de Manga no Mori, nos tomamos unas cervezas con el librero y depués fuímos a cenar a un italiano, de ambiente juvenil, con Yuko Ogima, cuya compañía empezaba a ser ya mortal.
La zona está tomada totalmente por jóvenes. Y al volver al metro, en Shibuya, hay multitudes en la calle, a pesar de que ya son casi las once de la noche.
La imagen se me queda grabada para siempre.
Al llegar al hotel encuentro un fax de Víctoria, comentando la situación con Jacques Glénat.
explico lo a gusto que estoy en Tokio.
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