Y, en los dos años que la vida le regaló a Aleix Aleu, en cierto modo cerró un círculo. Finalmente pudo editar los tebeos de su vida.
Cuando nos conocimos en la librería Continuarà, en 1980, nos unió, por encima de todo, su pasión por los grandes clásicos de la historieta franco-belga.
A lo largo de todos estos años, debímos hablar miles de veces de editarlos. Hablamos de todos ellos. De sus autores, recordando aventuras enteras. Haciendo colas en Angoulême, para lograr una dedicatoria.
Viajando a Paris a comprar tebeos.
Leyendo y volviendolos a leer.
Y, imagino la inmensa felicidad que debió experimentar Aleix al convertirse en editor de todo que aquello que amó.
Y así quiero recordarle para siempre. Disfrutando.
Como supo disfrutar de la vida.
Como me enseñó a disfrutarla. Desde los guisantes de Llavaneras a la caldereta de Menorca
Sólo lamento que no haya podido disfrutar de vivir otro de sus más profundos deseos: vivir la independencia de Catalunya.
3 comentarios:
La independencia de Cataluña ni la vio él, ni la verá usted, ni la verán sus hijos si los tiene. Son ustedes incapaces de no mezclar lo cotidiano con la política. Agur.
Ya la verán su hijo y sus nietos.
Lástima que "Michel Vaillant" y tantos otros se quedaron en el tintero... por el momento.
Sí, la verán en algún tebeo, porque otra cosa...hay que ver lo que pueden llegar a hacer algunos políticos para tapar sus vergüenzas, su corrupción y su mala gestión. Por ciero, magistral e irrepetible Chaland.
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