lunes, 13 de junio de 2011

PAN KU

En el comienzo del mundo no había más que Caos.
El cielo y la tierra eran como la clara y la yema del huevo.
Pan Ku, el primer hombre, nació y dió forma al cielo y a la tierra.
De los elementos claros y brillantes hizo el cielo y de los que eran sombríos e impuros la Tierra.
Pan Ku sufrió nueve transfiguraciones cada día y cada día el cielo se elevaba en diez pies y la Tierra se espesaba otro tanto. Y cada día Pan Ku crecía diez pies.
Al final de su vida, que duró dieciocho mil años, el cielo era muy alto, la Tierra muy profunda y Pan Ku de muy elevada estatura.
Entonces Pan Ku lloró y sus lágrimas, al deslizarse, fomaron el Rio Amarillo y el Yang-Tsé.
Respiró y sopló el viento; habló y rugió el trueno; miró a su alrededor y los relámpagos se desprendieron de sus ojos.
Cuando Pan Ku estaba de buen humor, el tiempo era hermoso; sombrío y nublado si se encolerizaba.
Al morir, su cadáver cayó hecho pedazos, de los que se formaron las cinco montañas sagradas de la China. Sus dos ojos formaron el sol y la luna, la grasa de su carne se fundió en mares y rios y sus cabellos se enraizaron en el suelo, que así fué como se cubrió de plantas.

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